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MOISES CRUZ FIGUEREDO

Marìa y la tortuga gigante.

Hace mucho tiempo habìa una niña llamada Marìa que le gustaban los peces y caracoles de la playa.

Dicen los que la conocieron, que tenìa caracoles de todos los tamaños y de distintos colores.

Cuentan que todos los domingos ella y su abuelo en compañia de su pequeño perro Pirì se iban de pesca a la playa en un lindo bote el cual tenìa escrito el nombre de la niña, por eso todos los vecinos del lugar la llamaban Marìa La niña Marinera.

Una mañana saliò de pesca con su abuelo que era un conocedor del mar, y se montaron en su bote y empezaron a remar mar adentro.

Cuando ya estaban en las aguas azules y profundas, su abuelo lanzò una red para empezar la pesca.

Ya era medio dìa y no habìan pescado nada , ya cuando se deciden venir de regreso a casa de pronto se apròxima una fuerte tormenta, las olas empezaban a golpear fuerte a su sencilla embarcaciòn, todo el cielo se puso gris oscuro y el viento soplaba fuerte, la lluvia era intensa acompañada de truenos y relàmpagos.

Al bote una ola lo golpeò tan fuerte que le hizo un agujero. Por el cual empezò a penetrar el agua y la niña y su abuelo se dieron urgente a la tarea de sacar el agua de la embarcaciòn ya que èsta se estaba hundiendo entre las fuertes olas del mar, y de no hacerlo sus vidas corrìan grave peligro.

Cuando de pronto apareciò una enorme tortuga gigante, Marìa se sorprendiò y se abrazò templorosa a su abuelo.

La tortuga estirò su largo cuello y con su enorme cabeza empezò a arrastrar el bote hacia la orilla de la playa.

Al llegar a la orilla, el abuelo de la niña saco una red, capturò a la enorme tortuga la cual quedò atrapada, perdiò sus fuerzas y la trasladò con ayuda de algunos vecinos de la playa hacia un estanque.

Marìa estaba muy triste y apenada por la tortuga ya que le habìa salvado sus vidas cuando estaban en peligro.

La niña todos los dìas le llevaba alimentos a la tortuga para que no muriese de hambre.

Pasado unos dìas la niña empezò a notar que su voz se estaba poniendo fea y ronca, fue a ver a su amiga tortuga, le contò su problema, la niña le pidiò que si le curaba su voz, la ayudaba a regresar a la playa, la tortuga se puso muy contenta, se quedò mirando fijo a la niña durante unos segundos, de momento pestañò tres veces con sus grandes ojos y de pronto desapareciò la voz fea y ronca de Marìa.

La niña abriò la puerta del estanque cumpliendo su palabra y las dos se pusieron en marcha hacia la playa.

Al llegar a la orilla del mar la niña se trepò encima de la enorme tortuga y le dijo que jamàs se separarìa de ella, y las dos entraron muy despacio en el agua, entre risas y cantos, y se desaparecieron en las olas blancas y espumosas del mar y nunca màs Marìa regresò a la playa.

!Y cuenta un marino que viò! desde su navìo, en una clara mañana a una niña navegando encima de una hermosa tortuga gigante.